Ptosis Palpebral

GASCON GINEL/PATOLOGÍAS/Ptosis Palpebral

Fundamental detectarla durante el período de desarrollo visual del niño para evitar ambliopías permanentes

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La ptosis congénita es un proceso benigno que consiste en una falta de elevación del párpado superior uni o bilateral que está presente desde el momento del nacimiento del niño, aunque en ocasiones se detecta algo más adelante. Aunque se trata de un problema fundamentalmente estético, si la ptosis es marcada y tapa la pupila, puede convertirse en un problema serio, ya que el ojo del niño no recibirá estimulación visual y podrá transformarse en un ojo vago.
La ptosis congénita se produce por un mal desarrollo del músculo elevador del párpado superior durante la gestación. Conviene descartar otras causas de ptosis, especialmente si la ptosis aparece más tarde o de forma aguda. En estos casos, puede tratarse de una picadura, una enfermedad neurológica, un tumor intracraneal o un aneurisma intracraneal, por lo que será necesario realizar ciertas pruebas al niño.
No existe prevención para la ptosis congénita. En esta patología el aspecto clave es su diagnóstico a tiempo para prevenir las complicaciones que puede provocar:
- Ambliopía si el párpado tapa la pupila.
- Deformidades del cuello si el niño levanta la cabeza en un intento por conseguir abrir el ojo.
El principal síntoma de la ptosis congénita es un descenso del párpado afecto. En la mayoría de casos esto es visible fácilmente, pero en el caso de ptosis leves o bilaterales puede más difícil de percibir. En estos casos debemos estar atentos a otros síntomas, como pueden ser los siguientes:
- Elevación exagerada de cejas.
- Subirse el párpado con el dedo.
- Elevar la barbilla y echar la frente hacia atrás.
El tratamiento de la ptosis congénita es quirúrgico. La cirugía busca elevar el párpado caído hasta hacerlo simétrico con el otro. Existen diversas técnicas para lograr este fin y en ocasiones son necesarias varias cirugías para lograr la simetría perfecta. A la hora de decidir en qué momento realizar la intervención resulta clave evaluar si hay ambliopía o riesgo de ésta o se está desarrollado una malformación del cuello. En estos casos intervenimos inmediatamente. Si no se dan estas circunstancias, esperamos hasta pasar los 5 años, para que así el desarrollo de la cara del niño sea mayor. Si la cirugía se realiza en la infancia, la realizaremos bajo anestesia general. En el caso de cirugías en edad adulta, las haremos bajo anestesia local, para contar con la colaboración del paciente a la hora de calcular cuánto hemos de elevar el párpado. Siempre resulta clave evaluar la función del párpado contrario, puesto que a veces existe también una ptosis del mismo, pero que al ser menor, no se ha detectado y que aparecerá al corregir el párpado más caído. En caso de ambliopía, una vez realizado el tratamiento quirúrgico por parte de nuestros cirujanos oculoplásticos, resulta clave la rehabilitación visual del ojo ptósico por parte de la unidad de oftalmología pediátrica.