Defectos de refracción

GASCON GINEL/PATOLOGÍAS/Defectos de refracción

Los defectos de refracción afectan al 20% de los niños y son la primera causa de ojo vago.

Suponen una causa muy importante de bajo rendimiento escolar, anomalías en las relaciones con otros niños y cefaleas.

Es fundamental realizar una revisión oftalmológica a los niños entre los 3 y 5 años.

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En los defectos de refracción (miopía, hipermetropía y astigmatismo) se produce un desenfoque de la imagen que se proyecta en la retina, lo que hace que la imagen que llega al cerebro no sea nítida. En el caso de los niños, los defectos de refracción son muy peligrosos, porque estamos en pleno desarrollo de la función visual. La existencia de un defecto de refracción en la infancia puede ser causa de ambliopía u ojo vago.
El poder dióptrico del ojo viene determinado por 3 elementos fundamentales:
La córnea y el cristalino: son las lentes convergentes del ojo. La longitud antero-posterior del globo ocular: esta longitud va a determinar la mayor o menor necesidad de convergencia (mayor en la hipermetropía, al ser el ojo más corto, y menor en la miopía, al ser el ojo más largo). La miopía es un defecto de refracción del ojo en el que la imagen se proyecta por delante de la retina. Esto puede ocurrir por 2 motivos, falta de convergencia por parte de la córnea y el cristalino o por un aumento de la longitud axial del ojo. La hipermetropía, por el contrario, es un defecto de refracción en el que la imagen se proyecta por detrás de la retina, bien por un exceso de convergencia de la córnea y cristalino o por una menor longitud axial. Al tratarse de un ojo en crecimiento, la longitud axial va a ir aumentando al crecer el niño, lo que determina que la miopía pueda aumentar en la infancia y la hipermetropía disminuir.
En la actualidad no disponemos de tratamientos que puedan prevenir los defectos de refracción, por lo que resulta clave detectarlos precozmente. La exploración de los defectos de refracción en los niños debe realizarse mediante la aplicación de un colirio que paralice el músculo ciliar y así poder medir la totalidad de las dioptrías.
Debe realizarse una primera revisión oftalmológica al nacimiento para descartar anomalías congénitas tales como cataratas, glaucoma, anomalía de Peters, malformaciones oculares, tumores o estrabismo. El siguiente momento recomendado para revisar a los niños es entre los 3 y 5 años. A esta edad podemos realizar un examen completo que debe incluir agudeza visual, motilidad ocular, refracción, examen con lámpara de hendidura y fondo de ojo. A partir de aquí los niños deben ser evaluados cada 1-2 años.
¿Qué debe hacernos sospechar la existencia de un defecto de refracción? Los padres, cuidadores o maestros pueden percibir ciertos signos de que el niño presenta un problema de visión:
-Acercarse mucho a los objetos.
-Frotarse los ojos o arrugar la frente.
-Carácter muy introvertido y falta de interés por objetos lejanos.
-Dificultades en movimientos y desplazamientos.
-Dificultades o falta de interés/atención para colorear, escribir o leer.
Desgraciadamente, en muchas ocasiones no hay ningún síntoma que haga sospechar la existencia de un defecto de refracción, por lo que resultan claves las revisiones oftalmológicas en la infancia.
Los defectos de refracción se corrigen mediante compensación óptica. Principalmente se emplean las gafas, aunque en ciertas ocasiones pueden emplearse lentes de contacto. Ocasionalmente puede estar indicada la cirugía refractiva.En caso de ojo vago asociado al defecto de refracción, resulta clave la rehabilitación visual del ojo ambliope.