Glaucoma

GASCON GINEL/PATOLOGÍAS/Glaucoma

Afecta a un 2% de las personas de más de 40 años

Primera causa de ceguera irreversible en el mundo

La mitad de los pacientes con glaucoma no saben que lo sufren

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El glaucoma no es una enfermedad única, sino que se trata de un conjunto de patologías que tienen un hecho en común, una neuropatía óptica progresiva e irreversible. El nervio óptico es una estructura imprescindible para la visión, puesto que es el encargado de trasmitir al cerebro los impulsos nerviosos que genera la retina. El nervio óptico está formado por los axones de las células ganglionares de la retina. En el glaucoma se produce una pérdida de células ganglionares de la retina, lo que conduce a una pérdida de fibras del nervio óptico. Esta pérdida de fibras conlleva una pérdida de la información que la retina consigue enviar al cerebro y con ello se inicia un proceso de pérdida progresiva del campo de visión del paciente.
El glaucoma es una patología ocular cuya etiología aún no es bien conocida. El principal factor de riesgo para la aparición y progresión del glaucoma es la hipertensión ocular, es decir, un aumento de la presión intraocular por encima de los 21 mmHg. La presión intraocular viene determinada por la diferencia entre la formación y la reabsorción del humor acuoso. Por diferentes motivos puede producirse una reducción en el drenaje de humor acuoso y esto conducir a aumento de la presión intraocular que va a determinar la aparición de un daño mecánico en el nervio óptico.Sin embargo existen otros casos en los que la enfermedad aparece en ausencia de hipertensión ocular o progresa a pesar de haber normalizado ésta. En estos casos alteraciones vasculares del nervio óptico, estados de hiperviscosidad sanguínea, predisposición genética, anemia, hipotensión o hipertensión arterial entre otros factores están implicados en la enfermedad.
Actualmente, el glaucoma no puede prevenirse. Esto hace que sea fundamental diagnosticarlo a tiempo. Para ello, resultan claves las revisiones oftalmológicas periódicas, puesto que en sus fases iniciales, el glaucoma resulta asintomático. Puesto que la incidencia de glaucoma y de otras enfermedades de degenerativas del ojo aumenta a partir de los 40 años, los oftalmólogos recomendamos revisiones oftalmológicas cada 2 años a partir de esa edad y anuales a partir de los 60 años. También se recomiendan revisiones anuales en todas aquellas situaciones (miopía, antecedentes familiares, traumatismos, inflamaciones oculares, raza negra o asiática, cámara anterior estrecha) en las que existe una mayor predisposición a la aparición de glaucoma.
El glaucoma se caracteriza por producir una pérdida progresiva del campo visual. Esta pérdida comienza en la periferia del campo de visión, lo cual junto con la ausencia de dolor o enrojecimiento, determina que hasta la mitad de los pacientes con glaucoma no sepan que lo padecen. Los pacientes con glaucoma van a sufrir un mayor número de caídas y de choques con marcos de las puertas o con otros objetos, así como tener dificultades para actividades como la conducción. En un porcentaje menor de casos, el glaucoma comienza produciendo una pérdida de las fibras del nervio óptico que conducen la visión central, con lo que se produce una pérdida de visión desde las fases iniciales de la enfermedad.Finalmente, existen casos agudos de glaucoma, en los que la presión intraocular aumenta de forma muy brusca, lo que determina dolor ocular, enrojecimiento y pérdida aguda de visión.
Como hemos explicado con anterioridad, el glaucoma produce una pérdida de células ganglionares de la retina. Actualmente no podemos regenerar esas células perdidas, por tanto, el objetivo en el glaucoma es conservar el nervio óptico tal y como está en el momento del diagnóstico. Una vez diagnosticado el glaucoma, el tratamiento para el mismo consiste en reducir la presión intraocular, tanto en los casos de presión ocular elevada como en aquellos en los que la presión está dentro de la normalidad. Para reducir la presión intraocular disponemos de diversos fármacos hipotensores en forma de colirios. Si estos colirios resultan insuficientes o no se toleran sus efectos adversos, recurrimos a técnicas quirúrgicas y en ocasiones a tratamientos con láser. Por otro lado también se está investigando la eficacia de reducir el estrés oxidativo del nervio óptico mediante suplementos de diversas sustancias antioxidantes, puesto que diferentes estudios han detectados niveles de radicales libre más elevados en ojos con glaucoma que en ojos libres de esta patología. En lo referente a tratamientos quirúrgicos o láser para el glaucoma contamos con múltiples técnicas, cada una con sus peculiares y sus indicaciones: trabeculoplastia con láser, iridotomía láser YAG, diferentes dispositivos de filtración, esclerectomía profunda no perforante, trabeculectomía, implantes valvulares, ciclofotocoagulación con láser diodo, entre otras.Debido a que el glaucoma no es una única enfermedad, resulta clave un estudio completo, por un oftalmólogo especializado en glaucoma, para elegir el tratamiento más adecuado para cada caso concreto.